¿Las matemáticas pueden ser bellas? Muchas personas responderán a esta pregunta con un rotundo “No”. Para combatir este rechazo que, para un parte importante de la población, tienen, un grupo de profesores de la Facultad de Matemáticas trabajan desde hace muchos años por la divulgación para hacerlas más atractivas e interesantes. Fruto de este trabajo es el libro Matemáticas, cotidianidad y belleza, galardonado con el Premio Universidad de Sevilla a la Divulgación Científica, y concebido como un segundo volumen de Prisma: Un paseo entre las matemáticas y la realidad, publicado en 2010 y reconocido también con el premio de divulgación.
La idea de este libro es acercar las matemáticas al mayor número de personas posible. Para ello se ha elegido a un grupo de autores especializados en diversas ramas de las matemáticas. Por ello, la obra está compuesta por capítulos en los que se exponen situaciones relacionadas con la geometría, teoría de grafos, álgebra, estadística, análisis matemático, cálculo numérico, computación natural, teoría del caos, fractales o investigación operativa, entre otros.
Además, ofrece una visión extensa de las aplicaciones de las matemáticas a lo largo de toda la historia, porque también repasa en sus diferentes apartados una amplia variedad de épocas históricas, desde Egipto hasta la actualidad, pasando por Grecia, Roma, la Edad Media o el Renacimiento.
Para hacerlo perfectamente entendible al público en general, los autores nos cuentan historias sobre curvas, superficies, números, poliedros, grupos, calculadoras, probabilidades, azares, geometría humana, Renacimiento, aplicaciones en la sanidad o la planificación del transporte, de relojes de sol y hasta del compás de los diferentes palos del flamenco. Y hasta de teorías, como la de Ramsey, o teoremas, como el de los Cuatro Colores, con un lenguaje asequible para los más legos en la materia.
En definitiva, los autores del libro presentan a un nivel muy accesible una serie de temas que vinculan las matemáticas con la cotidianidad y la belleza, y con ello pretenden conseguir dos objetivos. Por un lado, quieren demostrar que las matemáticas pueden ser bellas y, por otro, que están presentes en el día a día de las personas.